“No hay ni habrá un amor más sincero que el de una madre.”

Poseer una madre es el mayor tesoro del mundo, su amor es algo incomparable una riqueza única en nuestras vidas.

La madre es aquel ser que lo entrega todo por amor, por su hogar, por sus hijos, hasta por sus nietos. Cuando tienes a tu madre aún contigo, es una suerte tenerla, pues es ella quien te entrega el amor más puro que jamás encontrarás en nadie.

Ella es nuestra amiga, la que guarda todos nuestros secretos, y lava nuestras penas si sufrimos mal de amores, la que nos cuida como si fuera doctora cuando estamos enfermos.

Cuando somos jóvenes la gran mayoría de veces no sabemos apreciar realmente el valor que tiene nuestra madre, pero al transcurso del tiempo nos damos cuenta de lo mucho que las amamos, más de lo que creímos en nuestra juventud, en esa época terca donde muchas veces la llamamos hasta bruja! Pero ella soporta tantas cosas por amor a nosotros, mientras que somos ingratos, ellas siempre estarán ahí para nosotros.

Hay que saber cuidar a la mujer que nos dio la vida o simplemente la que nos crió o aquella que dejó marcado nuestro camino para bien, como dice el dicho “no es madre la que pare sino la que cría”, y es a ella a quien debemos amar, respetar, cuidar incluso cuando la vida vaya desapareciendo ante sus ojos.

Siempre recordemos que posiblemente con la bendición de dios algún día también seremos madres, llegará aquel día donde entreguemos todo por nuestros hijos y así como queremos que ellos nos valoren y aprecien, nuestras madres actualmente también lo merecen.

Dichosas esas madres que son luz en nuestras vidas.

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